domingo, 6 de septiembre de 2009

EL JUICIO A ENNAÂMA ASFARI

Ennaâma Asfari fue condenado a la pena de cuatro meses de prisión por el Tribunal Penal de Tan Tan tras el juicio celebrado el día 27 de agosto de 2.009 en un juicio plagado de irregularidades. Reproducimos la noticia en la que se pone de manifiesto la postura sobre el mismo de Human Rights Watch y la nota publicada por Amnistía Internacional .
La condena y el encarcelamiento del activista pro derechos humanos del Sáhara Occidental, Naâma Asfari, el 27 de agosto de 2009, por "desacato a un agente público" demuestra que Marruecos continúa castigando a los activistas pacíficos que demuestran su respaldo a la independencia de la región, señaló hoy Human Rights Watch.
Asfari lleva detenido desde que, el 14 de agosto, un control en un retén policial a las afueras de la ciudad de Tantan, en el sur de Marruecos, se tornara en un intercambio dialéctico acalorado que, según Asfari, empezó cuando un agente de policía le ordenó que quitara una bandera del Sahara Occidental de su llavero. El Tribunal de Primera Instancia de Tantan condenó a Asfari a cuatro meses de prisión y Ali Roubiou, un primo de 21 años que le acompañaba durante el incidente, recibió una condena suspendida de dos meses de cárcel. Se trata de la tercera condena contra Asfari en tres años.
"Las autoridades marroquíes continúan buscando nuevas escusas para encerrar a Asfari, pero parece que la razón detrás de todas las detenciones es su activismo pacífico a favor del Sáhara Occidental", señaló Sarah Leah Whitson, directora para Oriente Medio y Norte de África de Human Rights Watch.
En 2007, Asfari recibió una condena suspendida de dos meses de cárcel y, en 2008, tuvo que pasar dos meses en prisión, en ambos casos por acusaciones originadas aparentemente por el deseo de las autoridades de castigarlo por sus actividades políticas.
Asfari es el copresidente del Comité para el Respeto de Libertades y Derechos Humanos en el Sáhara Occidental (CORELSO), con sede en París. Viaja frecuentemente a Marruecos y la región del Sáhara Occidental controlada por Marruecos, con frecuencia acompañando a delegaciones extranjeras que quieren conocer la situación de los saharauis. Estaba acompañando a una de estas delegaciones cuando lo detuvieron.
Marruecos reclamó el Sáhara Occidental después de que España renunciara a su control del territorio en 1975. Desde entonces, Marruecos ha ejercido la soberanía de hecho sobre el territorio, aunque pocos países han reconocido legalmente su soberanía. Un movimiento de liberación saharaui, conocido como el Polisario, y muchos saharauis continúan reclamando un referendo popular para determinar el futuro estatuto de la región, una opción que Marruecos aceptó en el pasado pero a la que ahora se opone. La ciudad de Tantan está cerca, aunque no forma parte, del Sáhara Occidental; y su población incluye a muchos saharauis.
En el episodio ocurrido el 14 de agosto, la policía detuvo el automóvil de Asfari y Roubiou cerca de la entrada de Tantan para comprobar su documentación. Asfari contó a Human Rights Watch que un policía notó que el llavero de Asfari tenía la bandera de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), una entidad no reconocida por Marruecos, y le ordenó que se quitara "esa cosa". Asfari respondió sugiriendo que el policía se quitara "esa cosa", señalando la bandera marroquí en su uniforme. Se entabló una discusión, se pidieron refuerzos policiales y Asfari y Roubiou fueron arrestados.
Asfari alega que, durante el arresto, los policías le arrojaron al suelo, le propinaron patadas y le rompieron las gafas. Roubiou alega que los policías le golpearon en la espalda.
El 16 de agosto, el tribunal puso en libertad provisional a Roubiou, pero ordenó la detención preventiva de Asfari. Roubiou dijo a Human Rights Watch que, ese día, le enseñó al fiscal los moratones en su espalda provocados por los golpes. Después de obtener la libertad provisional, divulgó fotografías intentando mostrar dichas contusiones. También habló de los golpes durante el testimonio en su juicio 11 días después, aunque para entonces los moratones ya habían desaparecido.
Cuando Asfari estaba bajo custodia policial, le pidieron que firmara una declaración (procès verbal), que recogía presuntamente sus propias palabras admitiendo haber insultado y atacado físicamente a agentes de policía mientras se resistía a la detención.
Asfari se negó a firmar la declaración porque no reflejaba lo que había dicho a la policía. En su juicio testificó que eran los policías quienes le habían atacado físicamente y no al revés, como sugería la declaración escrita. La versión escrita de la policía también omitió su explicación de que el incidente había comenzado cuando el agente objetó contra la bandera de la RASD en su llavero.
Asfari también señaló a Human Rights Watch que, cuando la policía le devolvió los efectos personales confiscados durante el arresto, recibió todas sus pertenencias salvo el llavero con la bandera de la RASD.
El fiscal acusó a Asfari de "desacato" y asalto a un funcionario civil (artículos 263 y 267, respectivamente, del Código Penal). En sus juicios, tanto Asfari como Roubiou proclamaron su inocencia e insistieron en que ninguno de ellos había atacado a ningún policía.
Aunque Asfari se negó a firmar la declaración redactada por la policía, ésta se introdujo como prueba en el juicio. Otras pruebas judiciales fueron los testimonios de cuatro policías que afirmaron que Asfari les había atacado físicamente y verbalmente. Dado que declararon como víctimas, no como testigos, los agentes no tuvieron que hacer una declaración jurada. Uno de ellos presentó un certificado médico señalando que las lesiones que había sufrido durante el incidente requerían 25 días de reposo.
Hasta donde ha podido determinar Human Rights Watch, el tribunal no abrió una investigación de las denuncias, reiteradas por Asfari y Roubiou en el juicio, de que la policía les había maltratado durante el arresto.
Después de transcurridos 30 minutos del juicio de tres horas, el juez anunció el veredicto de culpabilidad y las condenas. No se sabe si los dos acusados fueron condenados por los dos cargos contra ellos porque todavía no se emitido la sentencia por escrito. Ambos tienen derecho a recurrir sus condenas. Mientras tanto, Asfari sigue en la prisión de Tantan.
El juicio se celebró con fuertes medidas de seguridad, aunque pudieron asistir observadores extranjeros. En la mañana del juicio, la policía en Tantan interceptó a varios activistas pro derechos humanos saharauis que habían viajado desde el Aiún para presenciar el proceso, a los que mantuvo detenidos todo el día y puso finalmente en libertad sin cargos. Entre ellos estaban Brahim Dahhan, Brahim Sabbar, Mohamed Mayara y Ahmed Sbaï, de la Asociación de Víctimas Saharauis de Graves Violaciones de los Derechos Humanos; Saltana Khaya del Foro para el Futuro de las Mujeres Saharauis; y Bachir Khadda, Hassan Dah y Sidi Sbaï.
Asfari dijo hoy a Human Rights Watch que la policía estaba vigilando abiertamente la casa de su padre en Tantan, donde habían pasado la noche algunos de los observadores extranjeros del juicio.
Aunque se han producido mejoras notables en la protección de la libertad de expresión en Marruecos durante las últimas dos décadas, la defensa de la independencia del territorio disputado del Sáhara Occidental continúa siendo ilegal. Los activistas pro derechos humanos saharauis que simpatizan con la causa de la independencia están sometidos a la vigilancia policial, el hostigamiento y, en ocasiones, a juicios por motivos políticos.
"No hay duda de que un control de tráfico resultó en un duro intercambio de palabras", señaló Whitson. "Pero desde el enfrentamiento por una bandera en un llavero hasta la condena de cuatro meses de prisión dictada apresuradamente, la cadena de acontecimientos sugiere que el activismo pro saharaui de Naâma Asfari se ha saldado una vez más con su encarcelamiento", agregó.







Declaración pública de Amnistía Internacional de 17 de agosto de 2009 sobre el juicio a Don Asfari Ennaâma
Defensor de los derechos humanos debe ser juzgado con las debidas garantías

Amnistía Internacional pide a las autoridades marroquíes que garanticen un juicio justo al defensor de los derechos humanos saharaui Ennaâma Asfari, actualmente recluido en la prisión de Tan Tan, y a Ali El-Rubia, acusado junto a él, y que investiguen las denuncias según las cuales ambos fueron agredidos por la policía en el momento de su detención.
Ennaâma Asfari y Ali El-Rubia fueron detenidos el 14 de agosto de 2009 después de que agentes de policía marroquíes interceptaron su vehículo en un control de carretera próximo a Tan Tan, en el sur de Marruecos. Según informes, un agente de policía insultó a Ennaâma Asfari por llevar una banderita del Frente Polisario en el llavero y le dijo que la quitara, y a continuación se produjo un altercado que desembocó en la detención de Ennaâma Asfari y su acompañante. Ambos fueron conducidos a la comisaría de policía de Tan Tan. Durante la detención, los informes indican que la policía los agredió; a Ali El-Rubia le dieron golpes con porras y por otros medios, y a Ennaâma Asfari lo arrojaron al suelo y le dieron patadas. Claude Mangin Asfari afirma que le rompieron las gafas a su esposo y que tenía la nariz magullada cuando lo vio en comisaría varias horas después.
Antes de su detención, Ennaâma Asfari colaboraba con una delegación de Acción de los Cristianos para la Abolición de la Tortura (Action des chrétiens pour l’abolition de la torture, ACAT), de la que formaba parte su esposa, Claude, que llegó el 12 de agosto para investigar la situación de los derechos humanos en Sáhara Occidental. Parece ser que Ennaâma Asfari podría haber sido objetivo de las autoridades por su apoyo al derecho de libre determinación del pueblo saharaui y para disuadirlo de continuar con esa labor y con sus actividades como defensor de los derechos humanos.
El 16 de agosto llevaron a Ennaâma Asfari y Ali El-Rubia ante el procurador de la Corona de Tan Tan, quien ordenó poner en libertad provisional a Ali El-Rubia y el ingreso de Ennaâma Asfari en el centro de reclusión administrativa de Tan Tan. Según informes, ambos se enfrentan a la acusación de “desacato” a un funcionario público en el desempeño de sus funciones, aunque no les han comunicado los cargos exactos en su contra. Al parecer, Ennaâma Asfari se negó a firmar el acta policial (procès verbal) durante su reclusión en la comisaría de Tan Tan alegando que no reflejaba exactamente las circunstancias de su detención.
El 17 de agosto, ambos comparecieron ante el Tribunal de Primera Instancia de Tan Tan en ausencia de abogados. El tribunal aplazó la vista hasta el 24 de agosto a petición de los acusados, para que dispusieran de tiempo suficiente para conseguir representación letrada y preparar su defensa.
Ennaâma Asfari copreside el Comité para el Respeto de las Libertades y de los Derechos Humanos en el Sáhara Occidental, cuya sede está en Francia, donde reside. Ya había sido detenido por agentes de seguridad marroquíes en otra ocasión, durante una visita realizada el año pasado; entonces tuvo que cumplir dos meses de cárcel tras ser declarado culpable de ejercer violencia contra terceros y conducir en estado ebrio, acusaciones que él negó con vehemencia. Afirma que también entonces fue golpeado por las fuerzas de seguridad marroquíes el día de su detención –13 de abril de 2008– pero las autoridades no han investigado sus alegaciones, en contravención del derecho marroquí y de las obligaciones contraídas por Marruecos como Estado Parte en la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes.
Información complementaria
Los defensores de los derechos humanos saharauis siguen sufriendo actos de intimidación y hostigamiento y enfrentándose incluso a acciones penales. Amnistía Internacional teme que estén siendo objetivo específico de tales acciones por sus actividades de defensa de los derechos humanos y por ejercer pacíficamente su derecho a la libertad de expresión, incluido el derecho a defender la libre determinación sin recurrir a la violencia. Además, sus dificultades para trabajar son aún mayores al no haber podido inscribir sus organizaciones en el registro oficial por trabas administrativas basadas en motivos políticos.
Amnistía Internacional ha pedido a las autoridades marroquíes en numerosas ocasiones que adopten medidas concretas destinadas a garantizar el pleno respeto del derecho de todos los saharauis a la libertad de expresión, de asociación y de reunión, y que los defensores de los derechos humanos saharauis, en particular, pueden recopilar y difundir información y opiniones sobre asuntos de derechos humanos sin miedo a sufrir acoso, intimidación o procesamiento. Son derechos consagrados por el derecho internacional, principalmente el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en el que Marruecos es Estado Parte, y la Declaración sobre el Derecho y el Deber de los Individuos, los Grupos y las Instituciones de Promover y Proteger los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales Universalmente Reconocidos, adoptada por la Asamblea General de la ONU el 9 de diciembre de 1998.

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